Más de una decena de colegios participaron de la 2da versión de la Escuela de Emprendimiento Escolar Ingenio Bioactivo 2024 impartida por la Universidad Católica de Valparaíso y su programa escolar AlCubo.
Con grandes proyectos e ideas vanguardistas, así se enmarcó la segunda edición de la Escuela de Emprendimiento Escolar Ingenio Bioactivo 2024, una actividad realizada por el programa escolar AlCubo de la Dirección de Innovación de la Vicerrectoría de Investigación, Creación e Innovación de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, en conjunto con la Escuela de Ingeniería Bioquímica de la misma casa de estudios.
Este año, fueron once los colegios de la región de Valparaíso, que participaron del encuentro, lo que significó tener la presencia de más de cincuenta estudiantes y profesores que impulsaron ideas innovadoras.
David Jeison, director de la Escuela de Ingeniería Bioquímica de la PUCV y jurado de Ingenio Bioactivo, aseguró que “es una actividad importante porque permite que nos vinculemos con los colegios de la región en una instancia que promueve la innovación y generación de conocimiento, además de estimular a los escolares a buscar soluciones reales y prácticas que nos ayuden a relacionarnos con el medioambiente”.
Por su parte, Pablo Zamora, coordinador de Innovación y Emprendimiento de la PUCV, sostuvo que “el objetivo de esta instancia es que los estudiantes logren adquirir conocimientos propios de la disciplina y la apliquen para el desarrollo de un producto innovador”.
Sin lugar a duda que los principales protagonistas de la jornada fueron los escolares del Colegio Jorge Rock Lara de Quilpué, levantado por los integrantes del Taller STEM, Maily Moreno (1°medio); Yarela Farías (2°medio); Amaro Rivera y Francisca Larrúa (3°medio), quienes presentaron el producto “Lasca”, un desodorante para axilas y pies a base de lechuga, que cautivó los asistentes.
“Es un producto cien por ciento natural, que nació derivado de diversas investigaciones que realizamos con distintos elementos”, detalló la escolar, quien agregó que “descubrimos que lo óptimo era trabajar con la lechuga, la cual lavamos, desinfectamos y machacamos hasta lograr la consistencia deseada. Con eso contamos con un desodorante que no posee ningún tipo de químico como los que actualmente hay en el mercado”, comentó la estudiante, Maily Moreno.